Los paisajes de Castilléjar se caracterizan por un acusado constraste morfológico entre el fondo de la depresión que ocupa el municipio, la vasta altiplanicie que lo domina a media altitud, y la orla montañosa que lo circunda. La existencia de importantes recursos acuíferos como el Río Guardal y el Río Galera, afluentes del Guadiana menor y, a su vez, del Guadalquivir, ha propiciado, en un territorio relativamente reducido, la conjunción de cuatro unidades paisajísticas bien diferenciadas: sierra mediterránea, meseta esteparia, vegas en entornos de riberas y zonas abarrancadas semidesérticas (Bad-lands). Esto y el (sumado al) hecho de que gran parte del territorio municipal sólo haya sufrido de forma limitada los efectos negativos de la entropización, hacen de Castilléjar una auténtica joya en cuanto a riqueza paisajística.
La localidad de Castilléjar se sitúa en el corazón de la más fantástica zona de Badland de la comarca, con substratos muy ricos en yeso. Sus ”espejuelos” (yeso cristalizado) centellean en los blancos montículos a todo lo largo de la carretera de acceso, creando un fantástico paisaje lunar.
El valle está explotado por campos de vega y de regadío, y en él se dibuja el trazado de acequias que desde el río van penetrando en los terrenos cultivados, y modelando pequeñas terrazas cultivadas, que exhiben sus diversos plantíos y frutales.
Las especies arbóreas más comunes son el "pino carrasco” y la encina. Estas últimas, aunque pocas y aisladas, destacan majestuosas en la llanura septentrional del municipio. En las orillas de los dos ríos y en los terrenos de prado crecen frescas y hermosas choperas, que invitan al paseo y disfrute de su quietud.
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